El sábado 14 de septiembre, el Pabellón Ruiz Mateos acogió un partido vibrante entre el Xerez Toyota Nimauto y el Oleoinnova Mengíbar FS, donde más de 800 aficionados se dieron cita para presenciar un auténtico espectáculo de fútbol sala. Desde el primer minuto, el equipo local salió con una intensidad y agresividad que recordó al Xerez de la temporada pasada, aquel que enamoró a su afición con su entrega y juego dinámico.

El Xerez se mostró sólido en defensa, neutralizando cualquier intento del Mengíbar de acercarse al área. Su dominio del balón y constante presión generaron múltiples ocasiones, aunque el gol se resistía. La hinchada, fiel y entregada, no dejaba de animar, siendo una pieza clave para mantener la energía del equipo en su máxima expresión.

El primer gol no llegó hasta que quedaban tan solo seis minutos para el descanso. Joselito, con su característico número 10 a la espalda, abrió el marcador con un potente disparo que encendió la grada. Este tanto fue el impulso que el equipo necesitaba, y apenas tres minutos después, el “pistolero” Joselu anotó el segundo con una gran definición. Con el Mengíbar descolocado, el Xerez no bajó el ritmo, y en una jugada rápida, Joselu volvió a aparecer para marcar su segundo gol de la tarde, apenas unos segundos antes del descanso, dejando el marcador 3-0 y un ambiente eléctrico en el pabellón.

La segunda mitad del encuentro mantuvo el buen ritmo y la intensidad de los locales, que siguieron buscando ampliar la ventaja. Sin embargo, el único gol del segundo tiempo lo anotó Jaime Ramos, quien cerró el marcador con un contundente 4-0. A pesar del resultado favorable, los jugadores y la afición azul se quedaron con ganas de más, sabiendo que el equipo había tenido oportunidades de sobra para hacer crecer aún más la goleada.

El ambiente en La Bombonera fue espectacular, con una hinchada que no dejó de alentar en ningún momento, contribuyendo al dominio del Xerez en el partido. La victoria fue contundente, y el equipo azul demostró que sigue en plena forma, con el objetivo de mantener vivo el sueño y seguir regalando tardes de gloria a su afición.